Un M3 en su mejor versión.
Probamos el nuevo BMW M3 Competition, un sedán deportivo con 510 caballos de fuerza, es la sexta generación del modelo y podemos decir que realmente no defrauda.
Mucho se ha escrito y hablado en los últimos tiempos sobre este vehículo, principalmente sobre el polémico diseño de la parrilla, con riñones gigantescos en el frente.
Pero más allá de los debates estéticos y dejando a un lado si gustan o no, lo cierto es que por fin nos ha llegado el día de conducirlo.
Si uno se para delante del BMW M3 Competition y no queda realmente impresionado, es porque no tiene un mínimo de pasión por los automóviles. Su aspecto es sencillamente impactante se lo mire por donde se lo mire.
Su frontal es imponente, con unas ópticas de diseño muy sugerentes, una anchura prominente de los guardabarros delanteras y la forma del capó, marcado por unas nervaduras pronunciadas que siguen la línea visual de los riñones delanteros.
El logotipo M3 Competition con letras en negro queda sutilmente integrado en la parrilla delantera. Si seguimos el recorrido hacia atrás, se destacan también las branquias laterales en los guardabarros, en este caso solamente con función decorativa.
El techo de fibra de carbono es de serie en todos los M3 Competition.
La marcada protuberancia que dibujan los guardabarros traseros al unirse a la puerta posterior es otro de los rasgos que marcan su musculosa figura.
En cuanto al diseño exterior, en la parte trasera, se destaca por la tapa del baúl que resalta por un pequeño alerón en fibra de carbono, llaman la atención las cuatro salidas de escape de 100 milímetros de diámetro cada una, el logotipo M3 Competition en negro y el deflector aerodinámico también en color negro.
Mención aparte merecen las llantas, que de serie son de 18 pulgadas delante y 19 detrás, aunque como opcional ambas pueden sumar una pulgada dando como resultado un vehículo de aspecto súper deportivo.
Si el exterior del BMW M3 Competition no deja indiferente a nadie, en el interior ocurre lo mismo, por ejemplo para destacar, los asientos “baquet” con estructura de fibra de carbono.
Se trata de unos asientos muy deportivos, que indudablemente le otorgan al habitáculo ese detalle que distingue a los verdaderos deportivos.
Están tan pensados para el circuito, que incluso permiten desmontar las secciones de los apoyacabezas para poder utilizarlos con casco sin que este moleste, también pueden montar arneses.
Más allá de los asientos, que por cierto permiten ahorrar 10 kilos cada uno y cuentan con comandos eléctricos y calefacción, el interior del M3 Competition está perfectamente diseñado, es casi imposible encontrarle algo malo.
La disposición de los botones, agrupados casi todos ellos alrededor del mando selector del cambio en la consola central es muy intuitiva.
El botón de arranque en color rojo, el volante M con costuras tri color rojo, azul oscuro y azul claro.
El volante también cuenta con sus propias molduras en fibra de carbono y como no podía ser de otra forma, tiene los botones M1 y M2 en la parte superior del eje central, que destacan por su color rojo y le dan al conductor la oportunidad de guardar dos perfiles de conducción a su gusto.
Basta poner en marcha la bestia pulsando el botón rojo en la consola central y escuchamos un estruendo considerable.
El motor de seis cilindros en línea con tecnología M TwinPower Turbo cobra vida y nos regala una sinfonía de esas a las que ya estamos poco acostumbrados.
Además no olvidemos que cuenta con un botón específico que permite, independientemente del modo de conducción en el que circulemos, llevar los escapes en la posición más abierta de todas.
Sentarse en los asientos baquet, y especialmente la maniobra de entrar y salir de ellos, no es especialmente sencilla, los bordes laterales que agarran las piernas son muy altos y hacen que tengamos ciertos problemas para pasar esta entre el volante y el asiento.
Eso sí, una vez que estás sentado en ellos, rápidamente se puede encontrar la postura adecuada al volante gracias a los comandos eléctricos y lo bajo que se puede llevar el asiento.
En carretera, como es de esperar, al motor de seis cilindros M TwinPower Turbo le sobra potencia. En combinación con la caja de cambios M Steptronic de 8 velocidades con Drivelogic, que es de convertidor de par en lugar de doble embrague, desahoga la mecánica llevando la caja en el programa más suave.
El manejo del vehículo es muy deportivo, pero este aspecto se hace más notable en carreteras con muchas curvas, estrechas y en mal estado. Incluso en el modo normal, se nota un coche duro, asentado, rígido.
Hay muchísimo agarre en el eje delantero y además éste es rápido y reactivo sin necesidad siquiera de que entremos en el menú que permite elegir entre los dos modos de dirección disponibles, Confort y Sport.